
Lo que necesitamos saber sobre las pinturas de Alexander Calder
Alexander Calder se asocia comúnmente con la introducción del móvil en el arte fino. Sus esculturas cinéticas y caprichosas se balancean con la más ligera brisa, transformándose en innumerables nuevas configuraciones. Se sabe menos sobre las cientos de pinturas de Alexander Calder y miles de impresiones, que también merecidamente ocupan un espacio sagrado en importantes museos de todo el mundo. Calder no se consideraba mucho un pintor. Se dedicó al trabajo bidimensional más como un gesto exploratorio, como una forma de examinar ideas sobre el color, el espacio y la composición. No obstante, aunque puede que no haya sido su enfoque principal, su obra pictórica organiza y contextualiza brillantemente sus ideas sobre el movimiento y las relaciones de los objetos dentro de lo que él llamaba el sistema del universo.
Primeras pinturas de Alexander Calder
Alexander Calder nació en una familia artística. Su padre era escultor, y las primeras obras de arte que hizo Calder fueron en el estudio del sótano que mantenía su padre. Creyendo que eso lo llevaría a una carrera creando cosas, Calder estudió ingeniería mecánica en la escuela. Pero un día en 1924, mientras trabajaba como ingeniero en el noroeste del Pacífico, notó tres picos montañosos cubiertos de nieve y sintió el impulso de pintarlos. Escribió a casa pidiendo suministros de pintura, que su madre envió. Al año siguiente se encontró en Nueva York tomando clases de pintura en la Art Students League.
Alexander Calder - El Trapecio Volador, 1925. Óleo sobre lienzo. © Alexander Calder
En clase, Calder aprendió a pintar temas realistas, para los cuales tenía un talento natural. Rápidamente consiguió un trabajo como ilustrador en un periódico. Pero el atractivo de ese trabajo no era lo suficientemente fuerte como para mantenerlo comprometido, y en 1926 se fue a París. Allí, hizo conexiones con los artistas de vanguardia de la época. En 1930, durante una visita al estudio con el pintor Piet Mondrian, Calder dijo que descubrió la abstracción. “Me impresionaron particularmente algunos rectángulos de color que había pegado en su pared,” explicó Calder. “Fui a casa e intenté pintar de manera abstracta.”
'Pintura abstracta sin título que Calder hizo en 1930 después de una visita al estudio con Mondrian. © Alexander Calder'
Relaciones en el Espacio
Calder se dio cuenta rápidamente de que sus pinturas no estaban logrando el efecto deseado, que era crear movimiento. Así que volvió a pasar la mayor parte de su tiempo en el estudio trabajando en el espacio tridimensional. No obstante, continuó pintando aquí y allá, siempre buscando crear composiciones que parecieran moverse. Usó todo el universo como inspiración; especialmente las relaciones que los cuerpos en el espacio tienen entre sí y con su entorno. Principalmente limitó su paleta a negro, blanco y rojo, comentando que si pudiera, solo usaría rojo. “Los colores secundarios y los tonos intermedios solo sirven para confundir y enturbiar la distinción y claridad”, dijo.
Pintura abstracta sin título que Calder hizo en 1930 tras una visita al estudio con Mondrian. © Alexander Calder
Las formas en las que principalmente se basó en sus pinturas abstractas fueron círculos, esferas y discos, que, dijo, “representan más de lo que simplemente son.” Pero también creó un lenguaje único de formas que se asemejan a triángulos, yunques y búmeranes. Se refirió a esas formas como esferas, solo “esferas de una forma diferente.” Las redondeó e intentó darles un sentido de dinamismo, como si estuvieran en transición. La única forma que dudó en usar fue el rectángulo, diciendo, “No uso rectángulos––detienen. A veces lo he hecho, pero solo cuando quiero bloquear, constipar el movimiento.”
Alexander Calder - Sin título, 1942. Gouache y tinta sobre papel. © Alexander Calder (Izquierda) / Alexander Calder - Fetiches, 1944. Óleo sobre lienzo. © Alexander Calder (Derecha)
Realidad abstracta
Aunque la mayoría de las personas consideran que sus pinturas son abstractas, Calder se consideraba un pintor realista. Dijo: “Si puedes imaginar algo, conjúralo en el espacio––entonces puedes hacerlo, y tout de suite eres un realista.” No obstante, sabía que algo abstracto estaba siendo comunicado por su obra. Era consciente de las limitaciones que tenía el espacio bidimensional a la hora de representar sus ideas, pero sentía que mientras los espectadores se sintieran inspirados a buscar sus propios significados, podría estar satisfecho. Dijo: “Que otros comprendan lo que tengo en mente parece no esencial, al menos mientras tengan algo más en la suya.”
Alexander Calder - Formas Imparciales, 1946. Óleo sobre lienzo. © Alexander Calder
A lo largo de su carrera, Calder se mantuvo flexible hacia su propia comprensión de las formas y composiciones en sus pinturas. Esa flexibilidad se comunica bien a través de la yuxtaposición de dos pinturas similares que creó con diez años de diferencia, cuyos títulos revelan la relación en evolución que Calder desarrolló hacia las potencialidades en su obra. La primera, realizada en 1946, se titula Formas Impartiales. La segunda, realizada en 1956, contiene casi el mismo lenguaje exacto de formas, pero esta vez la imparcialidad ha desaparecido. En su lugar, la pintura se titula Santos, la palabra española para santos.
Alexander Calder - Santos, 1956. Óleo sobre contrachapado. © Alexander Calder
Imagen destacada: Alexander Calder - Túnel Espacial (detalle), 1932. Acuarela y tinta sobre papel. © Alexander Calder
Todas las imágenes son solo para fines ilustrativos.
Por Phillip Barcio