
El camino creativo de Agostino Bonalumi a través del poliedro
Este verano, con motivo del quinto aniversario de la muerte de Agostino Bonalumi, el Palacio Real de Milán presentará Bonalumi 1958 – 2013, la primera exposición de este tipo en la ciudad donde nació el artista desde su fallecimiento. La exposición se desarrolla cronológicamente, ofreciendo a los espectadores la oportunidad de seguir su evolución desde sus primeras exploraciones del Arte Povera hasta su desarrollo como uno de los artistas más intrigantes del Movimiento Zero. Fundado en Europa en 1958, el Movimiento Zero fue un amplio intento de reaccionar contra las tendencias artísticas líricas y emocionales como el Expresionismo Abstracto, que eran predominantes en la década posterior a la Segunda Guerra Mundial. Los Artistas Zero esperaban generar nuevas posibilidades para los artistas estableciendo métodos que no dependieran de la emoción o de personalidades individuales. El Arte Zero estaba intencionadamente desprovisto de expresionismo. En palabras de Otto Piene, quien cofundó el grupo con Heinz Mack, el término cero era una forma de expresar "una zona de silencio y de puras posibilidades para un nuevo comienzo". El movimiento comenzó con la publicación de una revista llamada Zero, y eventualmente se expandió para incluir una diversa variedad de movimientos artísticos, incluyendo Nouveau Réalisme, Arte Povera, Minimalismo, Op Art y arte cinético, todos los cuales compartían objetivos filosóficos comunes. Bonalumi hizo su contribución única al grupo al centrarse en una técnica que él mismo pionero llamada "extroflección", que tiene que ver con los poliedros y su capacidad para expresar perspectivas misteriosas sobre las dimensiones potencialmente infinitas que podrían existir en el mundo físico. Aunque el objetivo principal del Arte Zero era evitar referencias personales a artistas individuales, la naturaleza idiosincrática de las extroflecciones que Bonalumi creó, no obstante, hace que estas obras sean instantáneamente identificables como propias.
El Auge de los Poliedros
En términos simples, un poliedro es una forma sólida que posee más de una superficie. Técnicamente, un objeto plano único como una hoja de papel o una lona tiene más de una superficie, pero técnicamente aún no es un poliedro; es un politope simple. Sin embargo, si doblaras esa hoja de papel plana o esa hoja de lona plana y crearas una forma de pirámide, eso sería un poliedro. Básicamente, cada vez que cualquier hendidura o pliegue interrumpe una superficie plana de tal manera que crea una forma tridimensional que tiene múltiples lados planos, se ha creado un poliedro. Cada poliedro tiene su propio nombre basado en cuántas superficies se forman por sus hendiduras o pliegues. Por ejemplo, una forma con cuatro planos planos es un tetraedro; una forma con ocho planos planos es un octaedro; y así sucesivamente.
Agostino Bonalumi - Negro, 1959, 60 x 90 cm, Tela estroflessa y tempera vinílica. © Agostino Bonalumi
¿Por qué a un artista le importaría cosas como esta? Bonalumi estaba interesado en los poliedros debido a las formas en que expresan las fuerzas y elementos del mundo físico. Específicamente, le interesaba la manera en que las pinturas se definían en parte por su planitud. Buscó transformar las superficies planas de sus pinturas, creando poliedros y así confundiendo su estatus como obras de arte directas, elevándolas en su lugar a pinturas de objetos abstractos. Logró este objetivo inicialmente de la manera más simple posible: estirando las superficies de sus lienzos tensas y luego insertando objetos detrás de ellas que sobresaldrían a través de la superficie para crear superficies adicionales. Los poliedros resultantes pueden parecer simples, pero en realidad son bastante complejos, expresando espacio, forma, dimensionalidad, color, textura, luz y sombra—todo a través del acto directo de interrumpir una superficie bidimensional con presión.
Agostino Bonalumi - Bianco, 1986, 130 x 162 cm. © Agostino Bonalumi
El Alcance de las Extroflecciones
Bonalumi describió sus obras poliedrales como “estroflessioni”, o extroflecciones, una palabra que comunicaba la idea de que son lo opuesto a las cosas que se doblan hacia atrás (que se denominan retroflecciones). Las extroflecciones se doblan hacia adelante, utilizando la tensión para alcanzar hacia el espacio y el tiempo. En cierto sentido, el acto de extroflectar podría percibirse como un gesto simbólico de alcanzar hacia el futuro. Bonalumi dijo lo mismo sobre sus obras cuando describió su disruptiva revolución del medio y el contenido, declarando: “la superficie se convirtió en la obra de arte”. Para intensificar esta idea, mantuvo una paleta monocromática para cada extroflección, que sentía permitía que las tensiones y los planos expresaran plenamente su capacidad de interrumpir la luz. Al crear una cresta, la extroflección altera la percepción del matiz simplemente al proyectar una sombra sobre un plano. Así, un monocromo parece convertirse en multicolor simplemente al volverse multidimensional. Este fenómeno desafía la definición de lo que realmente es un monocromo al cuestionar la diferencia entre color y luz, si es que realmente hay alguna diferencia en absoluto.
Agostino Bonalumi - Giallo, 2013, 100 x 200 cm. © Agostino Bonalumi
Con tales experimentos, Bonalumi demostró que no solo sus obras físicas se extendían hacia adelante, sino también sus conceptos. El aspecto intelectual de su trabajo es especialmente claro en Bonalumi 1958 – 2013. Entre muchas otras obras, la exposición presenta tres obras seminales de gran escala que Bonalumi creó a finales de la década de 1960. La primera, “Blu Abitabile” (1967), que se traduce como “Azul Habitable”, mide 300 x 340 centímetros. Como su nombre sugiere, la obra expresa el color como un elemento concreto capaz de abarcar el espacio y sostener la vida. Las otras dos—un par de masivas extroflecciones de fibra de vidrio tituladas “Nero” (Negro) y “Bianco” (Blanco)—se estrenaron en una instalación del tamaño de una sala que Bonalumi creó para la Bienal de Venecia de 1970, y fueron recreadas para esta muestra. “Nero” mide 6 x 12 metros, y “Bianco” tiene más de 25 metros de largo. Esencial para estas obras es su escala masiva. Su presencia física ejerce un poder innegable sobre la forma humana. Debido a su capacidad para transformar y desafiar el espacio que supuestamente las contiene, encarnan perfectamente las ideas únicas por las que Bonalumi es recordado: demuestran que la tensión puede transformarse en un medio, que el espacio puede convertirse en contenido, y que una superficie sola puede elevarse a una obra de arte. Bonalumi 1958 – 2013 estará en exhibición en el Palacio Real de Milán del 13 de julio al 30 de septiembre de 2018.
Imagen destacada: Agostino Bonalumi - Blu abitabile (azul habitable), 1967, 300 x 340 cm. © Agostino Bonalumi
Por Phillip Barcio